El cobro de la contribución se haría directamente a las empresas de transporte.
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Emisora Atlántico

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“¿Y los vendedores de helado con música también deben pagar a Sayco?”

Crece rechazo al cobro de contribución por difusión musical en transporte público.

El anunciado cobro de una contribución por la difusión musical en vehículos de servicio público, ha dado para toda clase de comentarios.

Uno de ellos lo trinó @luchovoltio en su cuenta de Twitter: “Vendedores de helado con música de #Lambada tendrán que pagar el impuesto a #Sayco”.

Aparentemente resultaría un simple comentario. Sin embargo, refleja la preocupación ciudadana por el hecho de que tarde o temprano esto se convierta en realidad, con la serie de contribuciones e impuestos que van surgiendo y que ya tienen agotado el pobre bolsillo de los colombianos.

Por eso, jocosamente para muchos, no sería de extrañar que la contribución sea cobrada a los cantantes de los buses, a los carritos de bolis, al vendedor de peto por sonar la corneta, a las chivas rumberas, entre otros casos.

La medida ha generado un rotundo rechazo, especialmente por la manera como se pretende cobrar dicha contribución en taxis y buses, lo que finalmente, podría conducir a un aumento en las tarifas del servicio público, trasladándole así al usuario el derecho que pagarían las empresas de transporte.

Muchos son los argumentos en contra de la contribución. Por ejemplo, si una persona compra un CD de determinado artista, adquiere el derecho de escucharlo en su casa o en el vehículo.

Entonces, ¿por qué no podrían hacer lo mismo los conductores de taxis y buses para hacer ameno el viaje? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro, si ambos adquirieron el mismo derecho?

Más inexplicable resulta el hecho de que la contribución sea cobrada bajo el argumento de que taxis y buses sintonicen las emisoras, cuando estas pagan tales derechos.

Por las mismas razones, no sería de extrañar que las empresas de transporte definitivamente desmonten sus equipos en taxis y buses y promuevan el gran “paro musical” en los vehículos, no para eludir ni evadir, sino para no ser atropelladas con este cobro.

Tan enredada como esta es la misma situación de las entidades encargadas del cobro: Sayco y Acinpro.

Para el cobro de los derechos estas asociaciones actúan bajo la organización Sayco – Acinpro. Pero para la distribución de regalías, lo hacen de manera independiente. Y al momento de ser requeridas las cuentas de la organización, entonces le tira la pelotica a las asociaciones de manera individual.

Se trata, ni más ni menos, de un círculo vicioso con el cual las entidades pretenden protegerse para ocultar las cuentas, argumentando que se trata de “información privada”.

Y mientras las denuncias sobre corrupción siguen rodeando a estas asociaciones, muchos artistas esperan que les sean valorados y reconocidos sus derechos como debe ser, para no terminar en la indigencia, que ha sido muy característica en el medio colombiano.

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